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miércoles, 4 de mayo de 2011

Y hay también un topacio en brasil que quita los dolores.




La belleza atrae a malvados,
más que a cualquier cosa
hay de lavanda un bombón,
en mujeres con tibios manjares.

Y hay ceremonia en la tormenta

Y hay también un topacio en brasil
que quita los dolores,

y un abundante buffet en hoteles
esperando en tu suite por la cita.

Y hay ceremonia en la tormenta

Fino cristal
licor de ecuador
en la copa refleja tu risa
y así ves que no alcanzará
a calmar esa sed que afiebra

Y siempre te sentís vulgar
si alquilas cruceros de amor
corazón encadenado y triste ¿qué guardas
en tu aburrida virtud?

Fuego prendés, un leño acercás
paladeás castañas asadas
y mirás el mar y la vida se ve
demasiado gris sin deseos


Y hay ceremonia en la tormenta

Te bronceas y eligís y querés atrapar
esa linda piba de Borneo,
la corres, la alcanzas
y el amor se te va
otra vez se escapa de tus manos.


Y hay ceremonia en la tormenta


poderoso dios de amor,

envía la tormenta yá!


Falta poco indio mío, falta poco, pienso en todo lo que significaste para mí este verano, en cómo me acompañaste en mi viaje a córdoba, pienso en lo mucho que voy a sentir cuando te vea y me emociono.
Nunca me fallaste, siempre estuviste conmigo y al fin voy a estar con vos.  
Falta poco. 

jueves, 21 de abril de 2011

Calidez

Embriagado de confort y felicidad. Bella contención al espíritu, calor familiar.

Realmente plácido. Alegría.

Tres hermosas canciones que me emocionan mucho, de un músico que me encanta y me lleva mucho a mi niñez, una música que realmente me hace muy feliz. están en lista.

lunes, 21 de febrero de 2011

Regreso.

Lugar mágico, increible.
          nunca te voy a olvidar
                juro que voy a volver
                      lo nuestro no terminó
                             tenés muchas más 
                        cosas para enseñarme todavía

viernes, 14 de enero de 2011

Regalo a la Percepción.


De entre los muchos misterios que pueblan Buenos Aires, quiero referir a uno puntual, y a una historia que llegó a mis oídos sobre este.
Es sabido que en alguna parte de la estación Constitución fantasma del subterráneo, crece una planta de propiedades inigualables, respecto a cómo llegó allí nadie lo sabe aunque se dice que es proveniente del Tíbet, o de la selva hindú; cómo fuera, la planta habita alguno de aquellos túneles perdidos al hombre y es sabido qué quién logre conseguir una flor de la misma y logre aspirar de su humo sagrado, sentirá como los mismos dioses en su lejano Olimpo.


La historia a la que refiero tiene como personaje a un joven y prometedor artista; guiándose por antiguos mapas escondidos en las catacumbas de la biblioteca nacional, entre los escombros del viejo palacio presidencial, él logró encontrar la planta, y extrayendo uno de los cogollos divinos, se lo llevo a su hogar dónde lo preparó adecuadamente.
Así me han contado el cuento.

Fumó una sola y lenta seca.
Late y late su corazón, estalla en un remolino de mil sensaciones, toma la máquina de escribir, pues se siente lleno de inspiración y paciones, tipeó las palabras en rima, prosa, verso, cuento, guión y novela, ayudado por el whisky y el café, pasó la noche entera escribiendo en vela, y aunque parecía la negra tinta emanar desde sus mismas venas, no lograba alcanzar a describir tantas imágenes y tantas escenas, a pintar con signos y fonemas, tantos recuerdos y momentos, presentes pasados y futuros; buscó entonces lápices y pinceles, y comenzó a dibujar en los lienzos y en los muros, retratos y paisajes, escenas grotescas de comedia; y de drama, hermosas, sin llegar a expresar su pasión en aquellas torpes figuras borrosas, el torbellino de odio, amor, tristeza, alegría, furia e ira; entonces buscó el tambor, la flauta, el piano, el arpa y la lira, con tonos, ritmos y compases buscó en el sonido una cura, y por momentos hasta sintió llegar al ansiado cenit de su locura, pero cuando finalmente la calma le parece ya cercana; un arrebato, una explosión, y mil y un emociones de él emanan, no puede soportar tal situación, colapsan sus sentidos, decide huir, quiere alejarse, sin importarle cual sea el destino, así llega hasta los lejanos campos; derrotado ya, sobre la hierba se tira, y clavados sus ojos hacía el sol del mediodía, finalmente su cuerpo expira.

Lo divino no es grato a todos los hombres.